18.11.08

SOLEDAD

La soledad es una ingrata a la que se va agarrando el gusto,
con una alto riesgo de parar completamente enamorado de ella,
la soledad es un hotel que no es de nadie, es una cama que no es mia,
es despertarme a las tres de la mañana y no saber donde esta el baño,
la soledad soy yo,
la soledad es la gota de agua en la llave del baño,
que no quieres apagar por no sentirte solo,
la soledad es como un suplicio ingenioso de la naturaleza,
que hace que nos encontremos con nosotros mismos,
para poder valorar a los demas,
la soledad es un espejo que no miente,
la soledad son ese monton de sonidos que no escucha nadie pero
que hacen demasido ruido,
la soledad soy yo en compañia del pasado,
la soledad es un beso que se desperdicia en la almohada,
es ver la sombra y la silueta de alguien que ya no esta,
la soledad es una malvada insoportable y maravillosa,
que me gusta no se bien porque,
la soledad es entender por fin
que no hay mejor compañia que la soledad,
es el velorio de un dia que se fue,
es dejar de estar haciendo nada,
prepararte, vestirte, abrir la puerta,
salir para seguir haciendo lo mismo,
la soledad es la compañera , la del miedo,
la de los futuros inciertos,
la del camino, la busqueda...que soledad.

24.10.08

PLAGIO

Huracán emocional satanizado
Entrada que observa desde tierra madre desolada
Un nudo en derredor de un emparedado apunto detonación
Un malabar, una colonia de esencias orientales
Unas oncesitas con tamales, un accidente previsto en los planes
El amateur equilibrista, forastero errante a punto de caer
Suplicando por algún tipo de relación digna de llamarse humana
Que cargue la pena inacabable en el bolsillo del corazón
Una de esas malas compañías, asaderos de melancolías
Que no vuelven a creer que pueden, sino porque pueden creen y volverán
Un indígena punkero que salvajemente debe
Justicia psicópata, un combate contenido y loco
Un beso en la boca lentamente cayendo al suelo
Flor outflorero, fruta outnevera, evaporando alcohol gran reserva
Un piso repleto de botellas vacías de un golpe exprimidas y una sed de sueños perdidos
Donde nacen, crecen, mueren actos circenses
En un tiempo donde se contempla un mundo hecho a medias
No solo lo que se espera, sino lo que se mira
No importa ese tiempo que dure, siempre hará falta tiempo para quererte
Y faltara tiempo por el plagio que he cometido.

CREYO

CREYO SER HEROE, RESULTO ABUSADOR, PSICOPATA DE SUEÑOS, MALBARATADOR DE INOCENCIAS
CREYO EN LA LUZ, PERO NO PUEDE ESCAPAR DE LA OSCURIDAD, NUNCA MALA VOLUNTAD, CARICIA SIN SENTIMIENTO
EN SU ROSTRO, ELDE ELLA, ASCO Y HASTIO, SUS OJOS REFLEJAN EL ODIO, CASTIGO, SUEÑO, DESTINO ¿TIEMPO PERDIDO?
EL NO PUEDE ESCAPAR DE SU CELDA, ILUSION ARRASTRADA ILUSION, JA!! ILUSO
CREER QUE PODRIA, REIR ETERNAMENTE OBSERVANDOLA, JA!! ILUSO, SOLO OSCURIDAD
DESTINO-SELVA-LAMENTO-SILENCIOS-CASTIGO…
CASTIGO CREERSE HEROE SIENDO UN VULGAR ABUSADOR
NO SE VALE CORRER, NO SE VALE HUIR, NO SE VALE MORIR
LA PERFECCION DE SU CREACION, LA DE ELLA,
SU ESPALDA INFINITA, SU COLOR ESQUISITO,
EL CAMINO AL CIELO AROMA DE MILLARES DE ROSAS,
SE CREYO HEROE DE TAN EXTRAORDINARIA BELLEZA, RESULTO ABUSADOR, PSICOPATA DE SUEÑOS, MALBARATADOR DE INOCENCIAS…

AAZZ

Oscuridad-olvido
Ojos apagados, eterno castigo
Orgullo desgraciado, distancia, tiempo casi cumplido, destino fastidioso
Juramento en migajas, suplicando, intentando e inventando sueños, mujer de otro
Como antes de sus besos, su cuerpo hermoso, esta perdido y lo peor, lo sabe…
Y saberlo lo enloquece:
El reencuentro será inminente y en ese dulce y largo beso juntaran sus bocas perdonándose
Y luego en la cama ella reconfirmara con él,
Que el vago no fue más que mala hierba, fruta podrida que casi la daña…
Imaginar sus cuerpos fundiéndose en uno solo
Imaginar como ella le enseña a descubrirla por fin
Y él como descubre que no debe volver
Problemas de fronteras que resolverán con un si acepto
Lo mejor para el vago es no seguir atormentando su cerebro
Es débil y torpe
La salida, una sola, para que se encuentren sin miedos, ni vergüenzas
Para merecerse el uno al otro, aunque no lo crean, aunque lo hagan sin querer queriendo
Ella, esa noche le susurro al oído y el vago sintió el mas espeluznante y aterrador
Frio que jamás había sentido, las heridas volvieron a sangrar,
Por dentro se lleno de sangre el alma, hasta sus ojos
Y unas gotas cayeron por su nariz y mancharon la hoja donde el vago
Trataba de explicarle a su más grande amor
Que nunca quiso ser el causante de tanto dolor y que ella era lo mejor que jamás había tenido, y que como le agradecería a Dios el tenerla, y que tantas y tantas cosas Que ella se quedo sin leer, sin saber…

4.10.08

NO IMPORTA CUANTO HAGA...SIEMPRE LE HARA FALTA ALGO

Ebrio de rabia y desencanto, además de 100.000lts de licor, el tirano destructor de aldeas, soltó un llanto lastimero y lloro tanto con tantas ganas que se quedo sin lagrima, quedo extrañamente vacio, la rabia había invadido todo su ser, pero no dijo nada, se limito a callar…desde entonces no dice nada, tampoco llora, se canso de hablar, se canso de decir y hacer lo que pensaba, decidió para si entonces, moverse al ritmo de la gente, comprendió que si dices la verdad, te juzgan sin compasión, te escupen en la cara sin darte la posibilidad de pedir perdón, en cambio si mientes, nadie sabrá que sufres, como sufren las rocas cuando las olas la golpean y poco a poco se va deformando, si te escondes como se esconden los caracoles o las tortugas dentro de su caparazón no habrá lugar a que te señalen los dedos que tanto quieres, es mejor, se repetía, mostrar la cara de alegria, como el payaso que ríe a mil carcajadas, sin que nadie sepa sus nostalgias, su tristeza, es mejor hacer la del cantante, que sale a tarima hacer gozar la gente, arrancarles millares de aplausos, a la gente no le importa que sientes, solo quieren verte actuar, solo quieren que hagas lo que ellos le gusta ver, solo quieren que te comportes como a ellos les gusta, dejarte besar cuando quieran, no cuando tu quieras o cuando lo necesitas o cuando lo pedís arrodillado, dejarte abrazar, cuando quieran, no cuando tu quieras o cuando lo necesitas o cuando lo pedís arrodillado…
El tirano destructor de aldeas no escogió la vida que le toco vivir, no pidió nacer tirano, no pidió nacer…solo esta aquí y trata de hacer lo que mejor puede, le gustaría correr Km y Km hasta morir de cansancio y así dejar que las aldeas descansen de su tiranía, tiranía que no es suya; ahora sobrevivir es la tarea en un mundo que es de otros, que nunca fue suyo, alguna vez lo creyó, iluso…creer que podría esta vez, después de haber rodado a un abismo hondo bien hondo profundo como de 500000 mts, trata de escalar pero resbala una y otra vez tirano destructor ebrio de rabia y desencanto…

10.9.08

QUE DECIDA LA BOTELLA

por: Fábio Báez

Era el mes de agosto, los vientos surcaban los cielos y los niños elevaban sus cometas, el sol alumbraba mas intenso que nunca, las señoras sentadas charlaban de la vida mientras observaban a sus hijos.
Marcos Jiménez era su nombre y lo que menos imaginaba esa mañana, era que la muerte susurraba en su oído.

Todo ocurrió de pronto, en un abrir y cerrar de ojos. Se levanto como siempre, observo la foto de su familia en el nochero y mientras se persignaba rezaba por los suyos; se dirigió a la cocina, se preparo un café, lo bebió, leyendo un papel que le habían arrojado debajo de la puerta, en el escrito lo invitaban a una reunión en casa de un desconocido, un nuevo habitante del pueblo que para darse a conocer había preparado el agasajo; al leerlo no le dio importancia simplemente al terminar de vestirse se dirigió hacia la iglesia a preparar la misa de las doce, como el monaguillo responsable que siempre había sido.
Todo transcurrió normal, la misa se desarrollo sin inconveniente, al salir de la iglesia después de dejar todo en orden fue a casa de su amigo Felipe para invitarle almorzar pero su compañero lo convenció de ir hasta la casa para dirigirse después a la fiesta del forastero; Marcos no estaba muy convencido pero acepto como por salir de la rutina y hacer algo nuevo ya que en ese como todos los pueblos nunca ocurría nada extraño.

Al llegar la noche tal como lo habían convenido, llegaron a la fiesta, bailaron con las muchachas del pueblo, comieron los mejores platos que jamás habían probado, gozaron disfrutaron pero en lo transcurrido de la noche mas o menos a la 12 no habían conocido al “forastero”, la gente opto por irse para sus casas pero a los hombres no los dejaban retirarse sin antes hacerlos pasar a otro cuarto; unos se quedaban dentro, otros en cambio salían sin decir nada, Marcos y Felipe no entendían nada y no les importaba, solo querían comer y gozar ya que esto no se veía todos los días. Cuando no hubo mas que hacer se despidieron y al irse los invitaron al cuarto misterioso, se miraron como con la ansiedad de querer sin querer queriendo, entraron, se encontraron con muchos hombres sentados en el piso formando un circulo, allí solo quedaban tres puestos, se sentaron ellos dos y el ultimo puesto quedo para el “forastero”, quien al instante entro al lugar, él era un hombre normal de tez trigueña, un poco obeso, y calvo, no como se lo habían imaginado, alto, mono, ojizarco; el caballero se sentó, los miro a todos y enseguida saco una botella, la acostó en el centro haciéndola girar mientras explicaba el juego, al apuntar la boca de la botella a uno de los presentes, este debería escoger entre la verdad y se atreve,, quien no se decidiera tendría que salir del juego.
Con las reglas sobre la mesa Comenzó el juego y empezaron a salir los hombres pero ninguno se atrevía hasta que le apunto la boca de la botella a Marcos, él como todo un chico valiente se atrevió y la penitencia la puso el “forastero”; lo llevo a la sala, saco del cajón un arma, le quito el seguro y la entrego a Marcos diciendo que le apuntara y halara el gatillo, que no se preocupara pues el arma no tenia balas, Marcos lo hizo, disparo dos veces y el forastero quedo en el suelo, la sangre llego hasta los zapatos de Marcos quien quedo inmóvil, paralizado sin saber lo que ocurría o sin creerlo…

En la celda caminaba de un lado a otro sin explicarse o sin entender lo sucedido, la gente del pueblo extrañada tampoco se explicaba que había ocurrido, solo se sabia que Marcos había matado al forastero; la policía encontró una nota en los bolsillos del forastero explicando que era un macabro juego que el invento para librarse del monstruo que lo atormentaba y que sí estaban leyendo este papel era porque habría logrado su objetivo:
Así que cualquiera que hubiese disparado no tenia la culpa solo que el no podría auto-destruirse de tal forma.

Al entrar a la celda de Marcos para dejarlo en libertad la policía solo hallo un cadáver en el suelo, sangre alrededor del cuello y en las manos de Marcos pedazos de la botella que lo hizo valiente, la misma que a su vez sentencio la muerte que esa mañana silenciosamente susurro en su oído.

3.9.08

VESTIR DEL ENAMORADO
por: Eduardo Escobar


El sentimiento del cuerpo como pecado es muy antiguo, porque es también la experiencia de la separación y de la urgencia de compañía contra el crimen de la soledad. El cuerpo es un extraño mortal que atendemos, lleno de carencias, desvalido. El guardián del enigma del alma. El estuche del espíritu que resguardamos de la mirada ajena.
Hasta donde corren mis cuentas, fue en los tiempos de las demencias de la Contrarreforma cuando se exacerbó la hipótesis de la enemistad con la carne. Entonces comenzaron a ser vistos en Occidente como un problema los cardenales sibaritas del Renacimiento que se acostaban con sus primas hermanas. Y sus sobrinos. Y amaban los trajes opulentos, los armiños, la seda. Porque no se vestían para cubrirse, sino para coquetear.
El aire de la culpa donde habita el cuerpo para nosotros ahora, a pesar de los tormentos morales que nos causa, y de las perversiones que nacen de su ocultación, también trajo dichas por contraste. La exclusión valoriza, y por las facultades de la imaginativa como decían los teólogos antiguos, el tobillo entrevisto y el hombro indiscreto se convirtieron en primicias, hasta que llegó el siglo veinte, devastador, a desnudarlo todo.
El pecado del cuerpo con sus terrores de condenacion y sus demonios comprometidos con sus malicias le concedió un misterio que no conocieron las tribus en cueros de anteayer. El vestido, como adorno, o como protección contra el polvo, y la canícula, y la vista del otro, sobre todo, también es un límite por conquistar, un desafío. La frontera del vestido aumenta los encantos del cuerpo, retirado, ausente, envuelto, insinuándose.
El pecado y el traje nos dieron la felicidad de desvestir. De penetrar en la realidad de la carne prójima pelándole las conchas de disimulo. Todos recordamos el día del milagro de la primera vez que un cuerpo ajeno apareció en nuestros brazos. Redimiendo las vergüenzas del nuestro con la revelación mística de una presencia. Esos senos, ese cielo invertido del vientre, la noche perfumada de un pubis, entregados en confianza.
Estos días, en una lectura casual encontré un placer añadido al pecado. Distinto del placer de desvestir el objeto del deseo. Fray Juan de Santa Gertrudis, un fraile franciscano de misiones por el Putumayo en el siglo dieciocho, autor de un libro titulado Maravillas de la Naturaleza, propone un gusto inédito para este tiempo cuando todo el mundo aspira a empelotarse, o a empelotar. En rebelión contra las deformaciones de la Contrarreforma. En busca de la liberación de la tiranía del miedo de lo corporal.
Fray Juan, que no era de palo, por supuesto, confiesa primero su perturbación. Por no ver, dice, desnudas todo el día delante de sus ojos dos mocitas que había tomado para que asistieran su casa, tomó unas telas que tenía, y les trazó a cada una, una camisa. Para follera, dice, cortó las faldas de una túnica suya. Y agrega, que como llevara algunos peines y cintas, se dedicó a peinarlas una tarde. Y les ató una crisneja. Y les puso zarcillos de cobre amarillo en las orejas. Y de abalorios que traía de España, y de cuentas de cristal, les hizo gargantillas.
La tarea espiritual del misionero suena excitante. Por el amor moroso que pone en relatarla. Es obvio que el deber misionero supera el acto misericordioso de vestir al desnudo. Habla con intensa ternura. Gargantillas de cristal, abalorios y peines. Y la follera de su propia túnica.
Uno puede jurar, sin faltarle al fraile, que gozaba. Y que el diablo de los franciscanos que es sibilino, estaba presente, disfrutando con él, mientras realizaba su labor civilizadora con sus muchachas.
Por desgracia, termina fray Juan, después de su erótico trabajo, del esmero del modisto que hace con sus propias manos y de su propia túnica los trajes de sus amores, y de las curias de joyería, cuando sus indias emperifolladas abandonaron la habitación, y se presentaron ante la tribu, esta las recibió con una carcajada unánime. De modo que sus muñecas recién vestidas tiraron sus atuendos. Y no hubo manera, dice el padre, de volverlas a vestir.

2.9.08

SERMON INUTIL
por: Eduardo Escobar

¿Por qué mueren los hombres? Porque aman la vida con demasiada intensidad. Lao Tse.

Hay un solo conocimiento confiable. Y comienza cuando nos inmunizamos contra el veneno de la esperanza. Entre los excesos de la virtud y el vicio, el hartazgo democrático de los lupanares, y el nihilismo de los monasterios donde se juega la vida contra un enigma, el venerable Rasputín y el tirano Aguirre pusieron el ideal en el abuso de los sentidos y la violencia purificadora. San Juan de la Cruz en el recogimiento activo. Y nada ha cambiado.
El comercio de la felicidad como diversión cuenta entre las grandes empresas modernas. Es el aprovechamiento de la libido, su sometimiento al mercado y a la codicia financiera. Todos los animales acaban por saciarse. Menos nosotros. Nos atribuimos el lujo de un alma inmortal como si no nos bastara este mundo.
Más allá siempre, forzar las concupiscencias, aumentar las tensiones, hasta el arrebato y la asfixia placentera. Arre. Nunca es el último umbral. El espíritu fáustico arrastra el alma hipotética, estorbosa y famélica hacia el tumulto de los astros, o la abisma lo mismo en los entresijos de la puta abierta como una papaya en una gimiente película pornográfica.
La intrepidez puede ser tan espantosa como la resignación. Occidente, con rigor sistemático, acabó por confundir en su exploración el canto con el berrido. Y devolvió la danza a las convulsiones prehistóricas que parecían superadas en el tango, para poner un ejemplo arrastrado.
La barbarie tecnológica redujo el cuerpo a sujeto de una autopsia, de una vivisección brutal, y las tediosas gimnasias de la reproducción a las crucifixiones conceptuales. El ruido de la farándula vela el hechizo discreto de existir con las noticias de la bullaranga de los ídolos que imitan las pesadillas de las indigestiones verdaderas en su lánguida comedia.
Por eso, como si hubiéramos perdido la clave de vivir, las librerías están llenas de idearios pedagógicos, de una retórica sin fin. De tratados de bondad para la enseñanza del amor, la forma de hacer los hijos y parirlos y amamantarlos, la última dieta, el último masaje, el último beso. Y cómo orientar las camas en relación con los espejos. El cuerpo tiene su propia inteligencia y sabe más que los libros. El alboroto de los sabios ahoga sus reclamos.
Los seminarios de los gurúes orientales y las religiones de garaje de la Nueva Era revisten de novedad mensajes apolillados, sin suerte. Los maestros y los pastores espirituales venden sus panaceas: lociones curativas, himnos insulsos, un mantram personal por veinte dólares. Y la gente paga por la ilusoria perfección del Otro que presume que hospeda. Y a lo mejor solo existe como sombra.
La agitación concede al vivir morbo y rabia y la gris esperanza. Pero nada es nuevo en la feria bajo este sol. Los penes de cuero de las mujeres de la Atenas de Pericles, el circo de Cómodo, la fascinación por los opiáceos, y los milagreros de decálogos, son arcaicos remedios para males inmortales. Los llamados a la paz interior, las prédicas de Jesús y Chuang Tzu y Confucio nos precipitan en el Mal no querido. Tal vez vivimos en el Paraíso. Y preferimos ignorarlo.
Los clubes para el perfeccionamiento interior y el fomento de la actitud positiva, que convocan los matrimonios desunidos a la reforma en seminarios de cuarenta horas y enseñan a vencer el estrés, una forma espinosa del spleen que fue la enfermedad de la sociedad preindustrial, ratifican una condición infeliz: sin elección posible entre el cinismo de la guerra científica, el heroísmo colectivo de las masacres y el desastre ecológico, la gente menesterosa del pan del sentido apela incluso a la caricatura del ángel contra el Vacío. Y los profetas aprovechan.
En nombre del Bien y el Amor llenamos la Tierra de injurias con furor bendito. Paz, tolerancia, caridad. Bagatelas. Mala literatura. Cada generación realimenta el baratillo de las verdades inútiles de Perogrullo. Y reedita la artimaña fabulosa de que se puede convertir un sapo en un príncipe con un beso. Mover las montañas con zalemas. Y sanar el futuro con sahumerios de piedad o con incendios de amor.